Ellos explican cuál fue su primera reacción al enterarse de que iban a comer con el Santo Padre, cómo piensan que será esa comida y cómo creen afectará a su vida.
Hoy doce jóvenes comerán con el Santo Padre: 2 por cada continente más dos del país anfitrión. Si preguntáramos a quién gustaría compartir mesa y mantel con el Santo Padre, obtendríamos una respuesta unánime: ¡claro que sí! Poder preguntar al representante de Cristo en la Tierra cualquier cosa, pedirle que rece por un tema personal o simplemente sonreírle es para cualquiera un privilegio inmerecido.
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